Mi experiencia durante el terremoto
by
Ari-SirenaRandom
- martes, septiembre 26, 2017
¡Hola espero que se encuentren muy bien!
Estos días en mi país se siente una tristeza general en las calles, pues el 19 de Septiembre ocurrió un terremoto al rededor de 1:15 PM. Mucha gente perdió a su familia, sus mascotas, sus hogares y sus cosas. Y no solo eso, aún así para muchos fue algo muy traumático (y me cuento dentro de la lista).
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Los pondré un poco en contexto, Mexico es un país donde siempre ha temblado, pues nos encontramos sobre la placas tectónicas, por lo tanto es normal que esta clase de situaciones pasen a menudo.
Antes para mi era perfectamente normal que hubiera un sismo, jamas pasaba que se movieran un poco los edificios, evacuáramos durante la alarma sísmica y después todo volviera a la normalidad, inclusive en algunos temblores que fueron durante la noche, no me levantaba de mi cama, pues para mi siempre fueron pasajeros como la lluvia.
Al parecer para todos mis conocidos que nacieron después de 1985 pasaba lo mismo.
32 años antes ocurrió un devastador terremoto que acabo con la ciudad de México y sus alrededores; cuadras enteras, casas y miles de personas perdieron la vida en esa ocasión y todos esos adultos crecieron con un recuerdo muy triste.
Los que nacimos después de ese año no teníamos noción de que tan dañino puede ser un terremoto, en cambio yo siempre me pregunté por que mi mamá se ponía tan mal cuando había un simulacro, o un temblor que se llegara a sentir, ahora que acaba de pasar el terremoto de el pasado 19 de septiembre, lo comprendo todo, mi visión ha cambiado y entendí perfectamente por que todas las personas que vivieron el temblor de hace 32 se ponían tan mal.
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Ahora les contaré cómo fue que ocurrieron las cosas para mi.
Estaba en la zona centro trabajando en un edificio antiguo para un proyecto grande de mi trabajo, acababa de llegar a donde estaba mi oficina en el cuarto piso del inmueble, pues minutos antes salí a comprar una botella de agua.
Estaba dispuesta a pararme de mi silla e ir a la oficina de junto cuando sentí un tirón, como si un enorme camión hubiera movido el piso, enseguida reaccioné y le dije a mi jefe, ¡¿Esta temblando?!
Nos levantamos mientras los de la otra oficina ya se habían movilizado, éramos aproximadamente 10 personas las que nos encontrábamos en ese piso.
Salimos en fila caminando muy rápido.
Mientras íbamos por el pasillo, yo estaba aterrada pues sentía que las paredes se atravesaban y el movimiento era muy diferente a a las demás ocaciones, era tan fuerte que apenas si podíamos caminar mientras chocábamos con los muros, cuando nos acercamos a la escalera de emergencia por mi mente pasó que ese era mi fin y que nunca me había esperado morir de una manera tan horrible.
Aunque mi mente estaba casi bloqueada, no dejaba de caminar y bajar escalones, solo recuerdo que escuchaba a lo lejos llanto y gritos y mi respiración estaba muy agitada.
Cuando llegamos a la planta baja del edificio donde había mas espacio todos salimos corriendo del edificio y nos pusimos en una zona segura.
Afuera en la calle había cientos y cientos de personas que ya habían evacuado sus edificios.
Cuando gire la cabeza hacia donde me encontraba segundos antes, los edificios de junto seguían moviéndose, muros y vidrios quebrados.
Estando afuera respiré hondo y abrace a mi amiga del trabajo, había mucha gente llorando y trataba de comunicarse con sus familias, pero la red estaba saturada, yo al igual que ellos traté de hacerlo pero solo podía contactar a mi hermana por Whatsapp.
Respiré de nuevo y decidí que tenía que mantener la calma, pues no iba a servirme de nada entrar en pánico.
De pronto un fuerte olor a gas comenzó a llegar, a todas las personas que estaban fumando se les pidió que apagaran su cigarrillo y evacuamos hasta llegar a una avenida muy grande donde había miles de personas.
Esperamos alrededor de dos horas a que nos dieran la señal y si regresaríamos a la oficina, pues nuestras cosas se habían quedado adentro.
Lo único que yo tenía era mi celular y una pluma que agarré inconscientemente antes de huir.
Mientras me encontraba en la calle con algunos de mis compañeros, mi mejor amigo decidió ir por mi. Cuando lo estuve esperando me enteré de que el temblor había sido más grave de lo que parecía, pues se había caído una escuela, muchas casas, edificios donde la gente estaba trabajando y departamentos.
Unos compañeros de trabajo subieron por nuestras cosas cuando todo estaba un poco más tranquilo, mientras tanto llegó mi amigo y en cuanto tuve mis cosas comenzamos a caminar para regresar a nuestras casas, pues la ciudad estaba totalmente detenida.
Tratamos de llegar al metro más cercano, pero como en ese momento era el único transporte funcionando, estaba muy saturado, por lo tanto decidí que lo mejor que podíamos hacer era caminar varios kilómetros hasta encontrar un metro que no estuviera tan saturado.
Y así fue, mientras caminábamos, miles de personas también lo hacían, muchas aún con la expresión de terror y desconsuelo en sus rostros, parecíamos zombies.
A lo lejos se escuchaban ambulancias y patrullas. En ese momento ya había edificios acordonados, cascajo, edificios resquebrajados o con muchas grietas.
Así fue hasta que llegamos a un metro que estaba más tranquilo y que a ambos nos convenía tomar.
El se bajo en su transbordo y yo me seguí.
Cuando ya estaba cerca de casa, noté que por mi rumbo el terremoto casi no había afectado nada, las casas y edificios se encontraban intactos.
Al llegar a casa, mi mamá, mi hermana y mi sobrina estaban muy bien y mi casa en en perfectas condiciones.
Mi mamá tenía los ojos muy rojos, en cuanto llegué la abrace y ambas lloramos un poco, me dijo que lamentaba que hubiera tenido que pasar algo tan feo y a la vez estaba feliz de que me encontrara a salvo. Amarré mis lagrimas y decidí que no debía de llorar pues en ese momento había mucha gente sufriendo.
Esa tarde nos pidieron que no saliéramos de nuestras casas, todo lo que sabíamos era por radio e internet, pues no había luz.
Mi papá y mi otra hermana regresaron más tarde a salvo también.
En la noche regresó la luz y en las noticas se sabía que había sido un terremoto catastrófico para diversas partes del país.
Tiempo después dormí muy poco, con mucha tristeza, impotencia y la ropa puesta.
El día siguiente había mucha tristeza, pero la diferencia es que afuera el ambiente se cargó de buenas vibras de personas de todas las edades ayudando, recatando personas, donando alimentos, apoyando psicológicamente y miles de manos de voluntarios se unieron queriendo hacer algo para ayudar a los afectados.
Yo a pesar de que no ayudé directamente en los rescates, hice los posible por llevar, herramientas, víveres y medicinas. Aunque sufrí de síndrome post traumático mi dolor se fue aliviando en poco, pues sabía que estaba haciendo algo para ayudar. De cierta manera me sentí algo liberada de todo ese terror que se había estacionado en mi cuerpo el 19 de Septiembre.
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Aunque ya haya pasado una semana decidí escribir acerca de esto para contarles mi visión y a la vez me sirvió como terapia.
Por el momento la situación es aún difícil en México pero la solidaridad que todos tenemos como mexicanos me dio muchos ánimos, me sentí conmovida y más fuerte. Y lo que queda es seguir ayudando y no dejarnos caer.
Gracias una vez más por leer
Cómo ultimo dejo algunas instituciones donde se pueden hacer donaciones para los damnificados.
(Ilustraciones de Pastra y Ale Gámez)